Volviendo a lo medular, me levanto a
las 7:00am para ensimismarme detrás de la corcha, como leen y esperar que las
nenas se levanten y enciendan algún televisor que dé señales de vida en la casa
o empiecen con sus risas y
correteos. Luego aparece Mildred
desgreñá (una composición del prefijo des y del sustantivo greña que forma el
significado: despeinada). ¡Así no me vendieron originalmente el significante!
(chiste interno para maestros de Español, estudiantes de lingüística,
literatura y todo nerd que no tenga nada
más importante que hacer con su vida y entienda la connotación lúdica). Se
cepillará y antes de bañarse hará un desglose de los gastos que competen al
día: “hay que comprar los materiales de Sofía para la escuela y tienes que
llevarla mañana” – Lo sé coño. Ve y compra huevos para el desayuno, pan y
jugo”. Échale 40 pesos de gasolina al carro y no te tardes que todas nos
levantamos con hambre. Después pregunta ¿dónde están las pantallas de Sofía?
Tienes que comprárselas porque esas se las mandó la mamá y son de “esteinles
estil” .–Primero me la enviaban con prendas de oro, se le perdían, luego de
plata, se le perdían. Y ahora de “estainles estil”. ¿Qué carajos es el
“estienles estil”? No es con eso que hacen las ollas. La nena de la esquina
vendía cuchillos y eran de ese material. ¿Cuánto valen unas pantallas de
estainles estil? Entonces Mildred vuelve con la “jodeera” (proviene del verbo
joder y me acojo a la segunda definición de la vigésima primera edición de la
RAE: que equivale a molestar.) ¿Y qué
pasó? me pregunta. -Bueno, estaba dando clases en la Unviersidad, ayer y pues
se le cayeron, ¡que se yo! Es muy temprano pa’ estar jodiendo con esa pendejá
de pantallas de estainles estil. Fin del tema.
Bajo las escaleras y miro la grama
alta y siempre pienso que tendré el tiempo para recortarla y así ahorrarme algo
de dinero con el jardinero. Pues mi padre era jardinero, esto presupone que al
menos debo saber manejar un “trimmer”. Aunque en teoría tengo seis días de
trabajo fijos a la semana y el domingo pues… ya ven. Se lo dedico a escribir o
sacar el día para pasear con las nenas. Miro el reguero que me dejaron los
perros anoche porque tienen la costumbre de que aunque uno los “jarte” de
comida, Los “hijue tuta” siempre me rompen la condená bolsa de basura y la
riegan por la escalera y la terraza. Tengo muchos perros y la “chingá” (expresión de Mildred, supongo
que así le dicen a las perras en Cidra) de
Pulga-Nieve está preñada por tercera ocasión en el año, como una fabrica
incontenible de perritos. Parece que las perras oriundas de Cidra son más
fértiles que las demás, quizás como aquello es campo, me imagino que se pueden
reproducir a su gusto. Acá en la ciudad, no. Todo últimamente debe ser
civilizado, necesariamente no culto (como diría Pedreira en Insularismo), pero
sí civilizado. Es decir que los perros no deben ladrar y si lo hacen que sea
bajito. Que el pasto en teoría no debe crecer mucho porque afea. Los carros
deben estar siempre limpios y si sacas a pasear a los caninos y cagan en la
tierra, pues debes recogerlo con una bolsita de “maricona” plástica (bolso de
mano para hombres). Porque algún genio de la capital cambió el sustantivo excremento
que en que Corozal mi abuelo le decían abono y cuando era domingo le llamaba
composta, acá es un contaminante o basura, un estorbo por el cual te pueden
multar. ¡Hay que ser bien “mamabicho” para pasar unas leyes así! Por mi madre
que el autor vivía en Condado que es donde único tiene espacios habilitados
para las bolsitas de mierda de perro y los zafacones públicos compactan la
basura con energía solar.
Por algunas de esas vueltas extrañas
que da la vida, terminé viviendo en la misma casa que mi abuelo le compró a mi
difunto padre o algo así me contaron, porque mi familia paterna no es de hablar
mucho. Cuando llegamos a Landrau, la casa de enfrente era un punto de drogas,
la del al lado era la titi Ana, que hoy la recuerdo en sus últimos años y veo a
Aya. También tenía como vecinos al final de la calle a los de Villa Crack:
comunidad de usuarios de drogas en Monancillos que ubicaba al final de la calle
Duina después del chutin de los tecatos. Eso era Landrau, la finca del
penúltimo alcalde de Rio Piedras cuya fortuna se desperdicio después de su
muerte y todavía hay una que otra propiedad perdiéndose en el litigio de los
herederos. Recuerdo que podía pasar horas mirando a mi padre sin que ninguno de
los dos nos dijéramos nada importante, luego empezaría su peleíta cotidiana con
mi abuela y así se le fueron los últimos años: entre el hospital y las peleas
con “Aya”. Que después de la muerte de
mi papá fue perdiendo el impulso y se ha venido deteriorando mentalmente, entre
la melancolía que le causa la ausencia de mi papá, la senilidad y el ocio de no
tener ya nada más importante que hacer, que comer, ver televisión, dar algún
paseo rutinario con su hija y mirar a Sofía crecer. Debes en cuando me manda
hacer una que otra tarea y siempre me dice que pensaba que yo había muerto (no
es la única que siempre me está matando, pero pues aquí sigo). No sé si me lo
dice en serio o en broma porque ella también solía tener un humor pesado,
parecido al mío, pero ha llegado a un punto que ya no sé cuando me habla en
serio o en broma como parte de su condición de salud mental. Es extraño y como
me dijo uno de los Landrau (Rafael): “ya no es la misma”. Siempre que llego de
trabajar, me asomo a la ventana a ver si está o ya se la llevaron al asilo del
cual todavía no sé el nombre. Me enteraré por una tercera o cuarta persona el
día que llegue y no la encuentre o tendré que preguntarle a mami o cualquiera
porque todos saben más que yo, acerca de lo que le depara a la persona que me
educó, formó y crió. Quizás porque estoy siempre trabajando y todo ocurre en la
mañana, quizás porque yo no sea lo suficientemente comunicativo o al final del
día no me interesa prácticamente hablar con nadie, acerca de ningún tema
personal y simplemente actúo de forma reaccionaría después que las cosas pasan.
Debe ser porque estudié literatura y no medicina. Los muchachos de Ciencias
Naturales siempre suelen ser calculadores y formulan hipótesis de manera
natural en su vida cotidiana aplican el método científico. Los de literatura
somos reflexivos y solemos actuar después que ocurren los sucesos, como entes
reaccionarios, así es la naturaleza y las fortalezas y debilidades de cada
individuo….
Pero bueno, ya basta de quejas, y de
temas que a nadie le importan mucho, una de las chicas me preguntó quien fue
Nelson Mandela, Mildred me preguntó porque algunos negros querían ser blancos.
Cuando fui al caserío a comprar los huevos me preguntaron si el término
“razafobía” estaba correcto. En fin soy un “todólogo” como diría mi hermano
Juan que creo que ya es TS o será TS (trabajador social). Porque no sé como le
fue en la práctica y no ha vuelto hace algunos meses a realizar tareas en casa
de Aya. En fin, creo que es una de esas pocas personas que puede sostener una
conversación conmigo por más de media hora. Pero al igual que yo, tampoco suele
ser comunicativo, bueno es que los muchachos de CISO (Ciencias Sociales) suelen
tener una personalidad particular la cual no voy a definir por falta de tiempo….
Lo que sí definiré es que primero:
Mandela fue… segundo: algunos negros quieren ser blanco porque según los
estudios realizados por el teórico Fanon… y tercero: “el término convencional
es xenofobia, pero al final importa un carajo, porque los muchachos del caserío
entienden más lo de “razafobía” que la pendejá de xenofobia. Y creo que me
haces la pregunta por joder Cuba (en el Res. Vista Hermosa) porque dada la
pertinencia y el contexto de esta conversación, puedes llamarle como te dé la
gana. Porque los diccionarios se hicieron pa’ joder. Y yo presuponía que usted
sabía más que yo, porque era cubano”…
Me voy a bañar que la doña y la nena
quieren ir al cine.
¡Bonita tarde a todos!
¡Bonita tarde a todos!
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